A medio plazo, la carne roja no es mala para la salud siempre que se consuma fresca y bien cocida.
Durante años, la gente ha especulado sobre los posibles riesgos para la salud de comer carne roja.
Sin embargo, la evidencia más actual sugiere que mientras estos tipos de alimentos se consuman en su forma fresca y sin procesar, no hay problemas.
Antes de comenzar, debemos enfatizar la necesidad de incluir productos de origen animal con frecuencia en las pautas.
Estos alimentos aportan nutrientes esenciales de muy alta calidad que ayudan a prevenir carencias de nutrientes y aseguran el correcto funcionamiento de la fisiología del organismo.
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Por carne roja se entiende la carne de vacuno, de ternera, de caballo y de caza (perdiz, codorniz, etc.) e incluso las vísceras.
Por eso nos referimos a los alimentos que contienen carne de vacuno, cerdo, toro, ternera, pato, oca, cabra o cordero, etc. como carne roja.
En otras palabras, cualquier carne que sea roja o rosada en su forma cruda.
¿La carne roja es saludable?
Estudios recientes no han encontrado una relación entre el consumo de carne roja fresca y el riesgo de cáncer en el futuro: este no es el caso cuando hablamos de carne roja procesada.
Sin embargo, en este último caso, la industria añade grandes cantidades de aditivos de dudosa calidad, como nitritos y sulfitos.
Pueden aumentar la frecuencia de problemas de replicación celular, provocando estructuras tumorales en metafase.
Sin embargo, la carne roja fresca se considera actualmente un producto de muy alta calidad.
Lo único peligroso a considerar en este sentido está relacionado con el método de cocción.
En general, se recomienda preferir los menos agresivos, como la parrilla, el escalfado y el horno.
La fritura aumenta la densidad energética de la fórmula y convierte los lípidos en trans.
Asar y asar a la parrilla, por otro lado, promueven la formación de compuestos cancerígenos como aminas y PAH.
Es necesario evitar en lo posible su ingesta, para no modular el equilibrio oxidativo e inflamatorio del medio interno, lo que puede dar lugar a una mayor incidencia de determinadas enfermedades crónicas y complejas.
La carne roja se distingue especialmente por ser rica en proteínas de alto valor biológico.
Contienen todos los aminoácidos esenciales y son fácilmente digeribles.
Por lo tanto, su uso será óptimo, lo que ayudará a eliminar el déficit en un futuro próximo.
Y la ingesta adecuada de proteínas se ha relacionado con la protección contra problemas fisiológicos que afectan la masa corporal magra, como la sarcopenia.
En términos de grasa, la carne roja tiene un alto contenido de grasas saturadas.
Con el paso de los años, el consumo de estos elementos se asocia con cambios negativos en el perfil lipídico y una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares.
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Ni el colesterol de la dieta ni los ácidos grasos parecen afectar significativamente la proporción de lipoproteínas del cuerpo.
Tampoco se acepta que el colesterol total sea un buen predictor de riesgo cardiovascular.
Quizá sea la parte oxidada de algunas lipoproteínas, pero aún quedan muchas dudas.
Sin embargo, el perfil de lípidos depende en gran medida de las condiciones genéticas, por lo que el valor general aumenta incluso en el contexto de un estilo de vida saludable.
En los últimos años, también se ha cuestionado el vínculo entre las grasas saturadas y las enfermedades cardiovasculares.
No parece haber una conexión clara.
De hecho, un creciente cuerpo de investigación muestra que comer regularmente una dieta alta en estos nutrientes reduce la cantidad de accidentes que afectan el corazón.
Finalmente, debemos decir algo sobre el contenido mineral de la carne roja. Lo más importante, se destacan el hierro y el zinc.
El primero de ellos es la clave para mejorar la oxigenación de la sangre y así evitar estados anémicos.
El segundo garantiza la función inmunitaria y asegura la síntesis de testosterona en los testículos masculinos, lo que evita alteraciones graves en la homeostasis del medio interno.
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El hecho de que actualmente la carne roja no pueda relacionarse con el cáncer o las enfermedades cardiovasculares no significa que deba consumirse sin control.
Uno de los pilares de una dieta saludable es la variedad.
Por supuesto, este tipo de alimentación un par de veces a la semana se considera muy agresiva para garantizar que se satisfagan las necesidades de proteínas y minerales esenciales.
Una buena decisión es la presencia de pescado en la dieta, no de carne.
Debido a que ambos alimentos son ricos en proteínas, el pescado tiene menos calorías y más ácidos grasos.
Este es otro punto a destacar con la carne roja.
Su contenido en lípidos variará dependiendo de la dieta del animal.
Aquellos que comen pasto y viven libremente tienen más ácidos grasos omega 3 en sus cuerpos. Asimismo, la carne roja debe acompañarse siempre con abundantes verduras.
Estos elementos proporcionan compuestos con actividad antioxidante que pueden neutralizar el exceso de radicales libres generados por el metabolismo del hierro, lo que se cree que previene muchas ineficiencias fisiológicas en el ambiente interno. la carne roja es buena para la salud
Como ya has confirmado, la carne roja es un excelente alimento fresco con efectos beneficiosos para la salud.
Es capaz de proporcionar proteínas de la más alta calidad con pequeñas cantidades de minerales esenciales.
Eso sí, evita las variedades procesadas que contengan aditivos artificiales, especialmente conservantes.
Por último, cabe señalar que estos alimentos deben alternarse con otro tipo de carnes, como la carne blanca, para asegurar variedad en la dieta.
Los huevos y los productos lácteos también deben estar presentes regularmente.
En todos estos casos se asegura el aporte proteico de alto valor biológico, que es clave para la recuperación de los tejidos y la prevención del desarrollo de la sarcopenia.
Me llamo Carlos Lázaro, soy entrenador personal personal y nutricionista profesional y mi objetivo es democratizar el conocimiento y ayudar a las máximas personas posibles a mejorar sus vidas y transformar sus cuerpos. Gracias.