Si quieres eliminar la harina de tu dieta, es importante que conozcas cómo actúan en tu organismo, pues no buscar sustitutos podría ser perjudicial para la salud.
Actualmente, la gran mayoría de las personas buscan cada día sentirse mejor y cuidar su salud, a través de una alimentación saludable.
Por este motivo, es muy común oír hablar de la dieta sin harina.
El proceso de refinado de las harinas refinadas, en el que se excluyen los nutrientes del producto natural, ha causado alarma.
Según un estudio realizado por el Centro de Salud de Alpedrete (Madrid), se cree que tienen el potencial de causar dependencia y ser nocivos para la salud.
En ese sentido, muchas personas los han eliminado de sus dietas, o al menos han intentado excluirlos poco a poco. Sin embargo, una decisión tan drástica puede tener consecuencias negativas.
A grandes rasgos, se puede decir que los carbohidratos sirven como combustible para el corazón y el cerebro, por lo que deben ocupar entre el 50 y el 55 por ciento de los alimentos que ingieres durante el día.
Sin embargo, si su consumo es excesivo, la salud se ve perjudicada.
Aunque, por otro lado, no se pueden eliminar por completo, ya que esto traería otra clase de problemas.
Lo ideal es reducir dicho exceso, restringiendo el consumo de harinas.
Para ello, es necesario buscar opciones saludables que permitan sustituirlos por alimentos nutritivos que aporten los hidratos de carbono necesarios.
se considera que las harinas blancas son las más procesadas, por lo que son menos saludables. Se pueden sustituir, en primer lugar, por las integrales.
Es oportuno señalar que estos conservan la fibra, sus vitaminas y minerales.
Para llevar a cabo una dieta saludable, no es necesario que elimines por completo estos carbohidratos de tu dieta. Como ya se mencionó, su exclusión puede ser perjudicial.
Ahora, la mejor decisión puede ser limitar las harinas blancas o refinadas y todos los productos procesados que las puedan contener.
Dentro de los alimentos que se catalogan como “harinas” hay algunas opciones que son menos recomendables.
Entre estos, conviene eliminar la bollería, la tarta o ciertos alimentos procesados.
En otros casos se pueden hacer reemplazos positivos.
También es muy positivo aumentar la ingesta de legumbres, cereales integrales o tubérculos.
Para una dieta sin harina, aunque sea por poco tiempo, lo ideal es que sea un proceso gradual. Es decir, en una torta podemos usar media taza de harina integral (o de avena) y media taza de harina de trigo, por mencionar un ejemplo.
Esto se mantiene durante un tiempo y luego se realiza la transición completa. Aunque también se afirma que no es necesario eliminarlos por completo, sino restringirlos.
Use otros edulcorantes para hacer postres o para agregar al café en lugar de eliminar la harina si planea consumir mucha azúcar.
La pizza y las galletas se pueden hacer con soya o avena, así que no hay necesidad de dejar de disfrutarlas.
Además, la berenjena se puede utilizar para hacer lasaña.
Podríamos pensar que estamos mordiendo una galleta cuando estamos comiendo algo crujiente, como palitos de zanahoria o nueces.
Podrías sentirte tentado si tienes harina a la mano; si es así, oculta los barcos o bórralos.
A continuación se enumeran las opciones que puedes tener en cuenta del menú a la hora de preparar comidas sin utilizar féculas o almidones. Vamos a ver.
Opciones para el desayuno.
Cualquiera de estos se puede servir con una infusión y algún cítrico como acompañamiento.
Almuerzo.
una ración de pollo, pescado o carne magra, así como una sopa o ensalada de verduras.
Opciones para la cena.
Pica las verduras cocidas al estilo suey con un poco de jamón o queso sin grasa.
Me llamo Carlos Lázaro, soy entrenador personal personal y nutricionista profesional y mi objetivo es democratizar el conocimiento y ayudar a las máximas personas posibles a mejorar sus vidas y transformar sus cuerpos. Gracias.