Como ya hemos hablado en un nuestro blog, aunque todos hablamos sobre los problemas de la obesidad, sus causas y consecuencias, realmente es poco lo que se interioriza en profundidad acerca de qué se trata.
Esto es aún más controversial, considerando que según un estudio realizado por la OCDE en el año 2017, titulado Obesity Update, España es el segundo país europeo con mayor tasa de obesidad entre su población adulta, sólo por detrás del Reino Unido.
Se vuelve aún más complejo cuando se conoce que, según el último estudio de la Sociedad para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), más del 80% de la población española que efectivamente padece obesidad, no reconoce estar excedido de peso. Sólo un 17% asume la enfermedad.
Lamentablemente, si no se puede admitir la existencia de un problema, será mucho más difícil encontrar una solución.
Por todo esto, es que nos interesa profundizar sobre tipos de obesidad, factores influyentes y formas de prevención.
Como ya hemos visto en Obesidad y sobrepeso en tiempos modernos, debemos coincidir en su definición. La obesidad es entendida como una enfermedad crónica tratable, multifactorial y multicausal, expresada por un exceso de tejido adiposo (grasa) corporal.
Hemos de entender que la obesidad se corresponde con una alteración de la correcta función del tejido adiposo en su capacidad para almacenar grasa, tanto de forma cuantitativa como cualitativa.
El adipocito es la principal célula del tejido adiposo y es la encargada de almacenar el exceso de energía en forma de triglicéridos en sus cuerpos lipídicos y liberarlos en situaciones de necesidad energética.
La obesidad puede clasificarse en dos tipos: central o androide y periférica o imoide.
La primera de ellas localiza la grasa en el tronco, y predispone a sufrir complicaciones metabólicas (como la diabetes tipo 2 y las dislipemias).
La segunda, por su parte, acumula el depósito de grasa de la cintura para abajo y puede generar muchos problemas de sobrecarga en las articulaciones.
La central suele ser la más grave y puede conllevar importantes complicaciones patológicas.
La obesidad mórbida es una de las enfermedades más características del presente, más que nada por la gran cantidad de complicaciones que tiene asociadas.
Para tratarla es necesario recurrir a una cirugía, ya que las dietas no logran ningún tipo de efecto.
En este sentido, las metodologías para reducirla pueden ser de dos tipos: reseccionistas o restrictivas.
Las primeras están orientadas a generar una mala absorción de los alimentos, mientras que las segundas consisten principalmente en reducir el tamaño del estómago para que la persona no pueda ingerir grandes cantidades de alimentos.
En muchas ocasiones, la cirugía reseccionista se vuelve la única manera de que el paciente pierda realmente peso.
Esto se debe a que, si bien con las técnicas restrictivas se producen menos efectos secundarios, no siempre se logra perder peso con la misma facilidad.
Este tipo de obesidad conlleva alteraciones endocrino-metabólicas que provocan un riesgo cardiovascular aún mayor al alcanzar la edad adulta.
Esto se debe, básicamente, a la edad de inicio de la obesidad y al tiempo de evolución. Cuando la obesidad se da en edades muy tempranas o se prolonga durante mucho tiempo, el riesgo de presentar problemas cardiovasculares en la edad adulta es proporcionalmente más elevado.
En este sentido, para prevenir la obesidad infantil, los profesionales aconsejan una dieta variada y elástica, reduciendo grasas como la bollería o pastelería y la comida industrial.
Asimismo, es fundamental que incorporen el hábito de realizar ejercicio desde pequeños.
Entonces…
Es elemental comprender que en casos de obesidad no sólo se altera el aspecto corporal. El hambre (fisiológico), el apetito (hedónico), la saciedad y el balance energético se regulan por un sistema neuroendocrino redundante que se integra a nivel del hipotálamo.
Es por esto que un tratamiento contra la obesidad no debe circunscribirse únicamente a un objetivo de pérdida de peso durante unos meses o algunos años.
Por el contrario, debe incluir necesariamente una modificación en los hábitos de vida, que se prolongue a lo largo de los mismos.
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Me llamo Carlos Lázaro, soy entrenador personal personal y nutricionista profesional y mi objetivo es democratizar el conocimiento y ayudar a las máximas personas posibles a mejorar sus vidas y transformar sus cuerpos. Gracias.