Existe una especial relación entre el concepto de obesidad y el de hipertensión arterial. Esto se debe, principalmente, a la magnitud y las influencias que posee tanto en la clínica diaria como en las rutinas de entrenamientos que se realizan habitualmente.
Ya hemos hablado en este blog sobre la obesidad, así que empezaremos este artículo definiendo brevemente de qué se trata la hipertensión.
Por un lado, se denomina presión arterial a la medición de la fuerza ejercida contra las paredes de las arterias a medida que el corazón bombea sangre al cuerpo. La presión máxima se obtiene en cada contracción del corazón, mientras que la mínima, con cada relajación.
En este sentido, la hipertensión es el término que se aplica para describir la presión arterial elevada. En otras palabras, es la elevación de los niveles de presión arterial de forma continua o sostenida.
Muchas veces esta enfermedad puede pasar inadvertida y es cierto que suele ser más frecuente a partir de los 40 años. Sin embargo, es importante resaltar que puede aparecer en cualquier momento de la vida.
Por otro lado, vale la pena tener presente que la hipertensión arterial no produce síntomas y puede pasar inadvertida. Y por último, suele darse por una predisposición familiar, pero también se presenta en individuos sin antecedentes.
Si bien es posible diagnosticar un caso de presión alta con un sencillo procedimiento de medición, en ciertas ocasiones, pueden ser necesarias otras pruebas médicas, como el holter de presión arterial.
Asimismo, es imprescindible completar el estudio con análisis básicos de laboratorio, como la extracción de sangre y la muestra de orina, y un electrocardiograma.
Retomando el tema inicial, existen numerosos estudios que evidencian la asociación entre la presión arterial de una persona y su peso corporal. Esto se ha testeado en diferentes grupos raciales, étnicos y socioeconómicos.
En este sentido, se han identificado varias anomalías centrales y periféricas que permiten explicar el desarrollo o mantenimiento de la presión arterial alta en la obesidad. Estos incluyen la activación del sistema nervioso simpático y el sistema renina-angiotensina-aldosterona.
De este modo, los individuos con obesidad más bien abdominal o central, sufren un mayor riesgo de padecer hipertensión, así como otros factores de riesgo cardiovascular.
Ahora bien, además de la obesidad, existen otros factores que pueden afectar los niveles de presión arterial. Entre estos, pueden enumerarse:
Recuerda, un control periódico puede evitarte muchos problemas!
Me llamo Carlos Lázaro, soy entrenador personal personal y nutricionista profesional y mi objetivo es democratizar el conocimiento y ayudar a las máximas personas posibles a mejorar sus vidas y transformar sus cuerpos. Gracias.