Por falta de movimiento el hueso pierde calcio y densidad mineral. Se cree que el origen de la osteoporosis está en la falta de tensiones de carga sobre el hueso a partir de ejercicios físicos con resistencias y de los potentes músculos antigravitatorios que intervienen en estas acciones musculares. Así como en la bipedestación y la marcha. Está demostrada la importancia y la necesidad de realizar ejercicio físico y alimentación saludable para la prevención de la osteoporosis.
Está demostrado que la falta de la actividad muscular, la falta de ejercicio físico con resistencias o una inmovilización parcial de una extremidad mediante una férula o yeso, como inmovilización total por convalecencia en cama durante un largo periodo de tiempo, provoca una atrofia muscular y una perdida radical de masa ósea. Por ejemplo, seis meses de inmovilización completa se pueden perder del 30-40% de la masa ósea total inicial.
En los viajes espaciales, los tripulantes sufren una gran pérdida de masa ósea por la falta de gravedad. En ambos casos se ocasiona una osteólisis con expulsión de calcio vía orina, causando pérdida de masa ósea del 4-5%. Afectando especialmente a las partes del cuerpo que en situaciones normales y cotidianas realizan esfuerzos.
Debido a una disminución del ejercicio físico, varios investigadores confirman que a partir de los 35 a 45 años comienza una pérdida de masa ósea del 0,5-1% año. En mujeres puede llegar hasta un 2,3% después de la menopausia.
En la mujer el pico de masa ósea se consigue en los primeros 15 años de su vida. Es fundamental que en la mujer se estimule el desarrollo de la masa ósea antes y durante el periodo puberal.
Para la prevención de la osteoporosis es aconsejable antes y durante el periodo puberal realizar ejercicio físico con cargas, pesos o musculación.
La masa ósea depende de varias causas, como genéticas, étnicas, mecánicas, endocrinas y nutricionales. Se cree que un déficit de estímulos mecánicos o nutricionales sean las principales causas de osteoporosis por un déficit en el pico de masa ósea.
La masa ósea no varía cuando la mujer es fértil. En este periodo es cuando pueden influir los factores de riesgo llegando a disminuir la masa ósea adquirida.
Es más eficaz la prevención de la osteoporosis que su tratamiento. El objetivo fundamental de la prevención es lograr una masa ósea pico tan elevado como genéticamente sea posible antes de la maduración esquelética. Esto se conseguiría con ejercicio físico con resistencias, adecuada nutrición, disminución de factores de riesgo (alcohol, tabaco e inmovilización excesiva). Imprescindible perseverar siempre en estos hábitos durante nuestra vida de adulto y así mantener la masa ósea.
Hábitos sociales como el sedentarismo, fumar, tomar demasiado café, proteínas y bajo aporte de calcio.
Los ejercicios físicos con resistencia son esenciales para la salud del esqueleto, como los del propio cuerpo, pesos libres, tensores o máquinas de musculación. Además contribuye el factor exógeno más importante que afecta el desarrollo y a la remodelación del hueso.
En general la osteoporosis se manifiesta de forma importante cuando se producen fracturas y aumento de caídas. Las personas suelen acudir a la consulta por dolor, acompañado de cansancio muscular. Otros síntomas son la limitación de movilidad, la pérdida de estatura y deformidades en cifosis (aparición de joroba).
Se produce una pérdida de altura debido al aplastamiento de los cuerpos vertebrales, pudiendo llegar a superar los 10 cm.
El sedentarismo está calificado como un factor de riesgo para nuestra salud, afecta aproximadamente al 70% de la población. Por falta de ejercicio hay una mala capacidad funcional del tejido muscular producto de una sarcopenia. Importante pérdida de tejido muscular o de la cantidad de sarcómeras, unidad contráctil del tejido muscular.
Afortunadamente cada vez más la sociedad tiende a pensar menos que el ejercicio físico sea considerado como un elemento estético-cosmético.
Repercute en el tejido óseo la reducción de la capacidad funcional del tejido muscular. Ya que este es estimulado en gran parte en su metabolismo, incluida la asimilación de minerales. Además por las tracciones que experimenta con el movimiento intenso y los impactos que éste pueda recibir. Por falta de movimiento el hueso pierde calcio y densidad mineral, entrando en fase anterior a la osteoporosis llamada osteopenia.
Claramente, el ejercicio físico con resistencias es la clase de esfuerzo más adecuado para mantener el tejido óseo. Éste incrementa la densidad del tejido. Contribuye además a la formación de una arquitectura ósea haciendo más resistente el hueso a la fractura.
El ejercicio hace los tendones más resistentes y reforzamiento muscular, también ligamentos y cartílagos más irrigados por el efecto bombeo. El ejercicio también favorece la conservación y renovación de las estructuras articulares, la estimulación ósea facilitando el incremento de densidad.
El músculo protege las articulaciones, estimula el hueso, los tendones, el ligamento y el cartílago articular. Preservando de esta forma, los diferentes sistemas osteoartículares con capacidad funcional en optimas condiciones.
La conclusión fundamental a tener en cuenta para combatir la osteoporosis es, en primer lugar la fase de prevención. En segundo lugar la fase de terapia y corrección, que hace un elemento esencial el ejercicio muscular. Además de contrarrestar las alteraciones de estos tejidos implicados con características genéticas y las del medio ambiente, alimentación y ejercicio.
Nuevamente subrayamos la importancia de realizar ejercicio físico, hábitos y alimentación saludables como prevención de la osteoporosis y otras patologías.
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Me llamo Carlos Lázaro, soy entrenador personal personal y nutricionista profesional y mi objetivo es democratizar el conocimiento y ayudar a las máximas personas posibles a mejorar sus vidas y transformar sus cuerpos. Gracias.